Un espíritu no está aludido por formas, ni por propensiones, ni por purificaciones y tampoco es pecador, ni corregido ni corregible; es sólo dador o encendedor de vida, cual energía eléctrica. Cuando Dios se refiere al “retorno” a Él en el día del juicio final dice “oh alma apaciguada” (Sura 89: 27 y 28), y no dice “oh espíritu apaciguado” ni cuerpo apaciguado (apaciguada sería toda alma que haya estado en recuerdo constantes con su creador, desde el día en que juró no adorar a otra divinidad que no fuera Él (Sura 7, aleya 172 ). Un espíritu no se corrompe ni se desfigura ni sufre cambio alguno, pues es simplemente “cosa de dios” como se dice en el Corán: "Di que el espíritu es asunto de mi dios". Se trata quizás de un “lazo” o contacto divino que da vida en el momento de tocar un cuerpo dotado ya de un alma para que cobre vida. Si el espíritu toca un cuerpo “sin alma” no pasa nada excepto un suspiro o un shock: y es esto justamente lo que le pasó al Becerro de oro cuando el Samaritano le tiró el puñado de tierra que contenía huellas de la pisada del “espíritu” enviado por Dios a Moisés. Pues todo lo que toca el espíritu adquiere vida (Sura 20: 96). Cuando Dios decide la hora, los órganos del cuerpo fallan o fatalmente se dañan, se interrumpe esa fuente–espíritu (o sea, “se desenchufa”) y se muere. El alma entonces simplemente se desliza y abandona el cuerpo hacia una determinada estancia, pues se trata de una fuerza cobijada en el cuerpo en un lugar que sólo Dios sabe y desde donde sólo él puede arrancar. En la muerte “chica” (mientras dormimos) Dios sólo se queda con las almas que tenían asignada la muerte, pero aquellas que no le toca morir todavía le son “devueltas” sus almas a sus respectivos cuerpos para seguir su rumbo “hasta nuevo aviso” (Corán: 39: 42). En esa aleya hay una prueba de que el cuerpo dormido mientras siga enchufado -espíritu mediante- sigue con vida aún cuando se le estuviera extrayendo o reponiendo el alma.El Espíritu, en cuanto fuente de energía, es sólo comparable con una fuente de electricidad. Tal fuente da lugar a variedad de cosas. De una lámpara o bombilla solo esperamos obtener luz, (siendo la corriente eléctrica su espíritu), mientras de un televisor por ejemplo o de una computadora esperamos –gracias a la “electricidad”, o sea, espíritu- obtener más que simple luz debido a su “composición interna” que los hace diferentes; esto es, su alma: piezas, chips, placas, etc. Y así son las personas; son diferentes por dentro de acuerdo a los elementos cultivados por su alma. El espíritu seria “la corriente”, “la chispa” de arranque, la patada inicial. El espíritu haría de vehículo o medio para las inspiraciones divinas hacia el alma (y no hacia el cuerpo), del mismo modo que lo haría la corriente de electricidad hacia un artefacto determinado, pues es (el espíritu) el lazo oculto entre el creador y su criatura para comunicaciones, inspiraciones o revelaciones según el caso ya que la dimensión humana y terrenal nunca soportaría la existencia "física" de Dios, su creador. Pues Dios en tanto creador no le cabe entrar en ningún cuerpo humano ni pisar esta dimensión creada por él sin hacerla pedazos. Sólo en el reino de Dios podremos en cuanto almas estar con él porque es “Su” dimensión, su reino que no captamos desde aquí. Cuando Moisés lo quiso ver a Dios, todos sabemos qué le pasó a la tierra ante un simple “amague” o “insinuación” de Dios por aparecer en esta dimensión creada por él. Cuando uno enciende su computadora no se le aparece en la pantalla el fabricante o creador de la misma ofreciéndole sus servicios. Nadie tiene al inventor en persona en su computadora, pues una computadora no funciona con él adentro, sino “gracias a él” y gracias a las ideas de ese inventor. Por esto mismo, nosotros los humanos aquí en la tierra sólo podemos captar “la idea” de Dios en nuestras mentes y nuestro mundo funciona gracias a esa idea y a “Su verbo” y/o “palabra” (Kálimah) creadora. Del mismo modo, los creadores de tal o cual máquina en realidad aprovecharon de la electricidad (espíritu) para “darle alma” a sus ideas y concretar sus programas y depositar sus archivos en el aparato llenándolo de chips, microprocesadores, o lo que fuere. El alma es una especie de ADN de los seres humanos en el día del juicio final. Una “conexión” del espíritu con el Alma, serviría para que, a los ojos de Dios, quede registrado todo cuanto percibimos, sentimos, vemos y probamos o contemplamos…(él abarca nuestras vistas y no nosotros la de él- Sura 6, 103), o (como dijo el profeta: cuanto más se acerca el adorador a su Dios, éste será su mano con la que pega, sus ojos con los que ve y su lengua con la que habla..) En otras palabras, gracias a tal conexión, a través del espíritu, Dios nos monitorea constantemente. En el día de resurrección se sopla un “nuevo” espíritu (energía infinita propia de Dios) en nuestros cuerpos reconstruidos por él, de acuerdo al alma de cada uno, o sea, se le llama por su nombre a cada alma para introducirse en el respectivo cuerpo, así se reconocen a sí mismas (sura: Al’ Aaraf). Las almas son las mismas que nos abandonaron cuando se ‘desenchufó’ el espíritu (el alma empero no muere definitivamente, solo transitoriamente) y vuelven al cuerpo en el día del juicio final para no perder nada de la información sobre cada ser y para que sus propias lenguas, manos y demás miembros, atestigüen en su favor o en su contra. (el día en que Allah haga hablar a esos órganos y ellos confiesen lo que cometieron: Corán Annur: 24 ), En ese día no se juzgan los espíritus, sino las almas.
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